Es hora de confesar otra de mis aficiones secretas. Me encanta apuntarme a clubs. Ya está, ya lo dije. Si alguien quiere convencerme de hacer cualquier cosa, tiene que disfrazarla con la palabra club por delante. Lo haré siempre que me dejen apuntarme con un largo formulario y me den a cambio un maravilloso carnet de pertenencia. Si además ese formulario tiene varios puntos donde dice «Firme aquí» ya me tienen enamorado.
No se muy bien de donde procede esta afición, ni cuando surgió en mí, pero tengo muchos ejemplos a lo largo de mi vida. Son clubs a los que me apunté y que realmente no eran nada, solo una excusa para mandarme publicidad a casa. Pero yo era (y soy) feliz con ello. Ejemplos que van desde el ya fallecido Club Megatrix hasta el muy pretigioso Club Vips. Estos tíos tienen hasta varios niveles de socios (lo que daría por una tarjeta Vips platino). Por supuesto también estuve apuntado al club de música de mi universidad. Todos ellos muy poco útiles la verdad. De hecho, creo que el único club del que he sacado algo en provecho (y esto sería muy discutible, ya que gracias a ese club me convertí en el friki que soy actualmente) es el videoclub de mi barrio. Las horas que podía pasar allí cuando era pequeño mirando todas las pelis que había son incontables.
Si tuviera que explicar la procedencia de esta afición, señalaría dos factores. Por un lado la pertenencia a algo. Me encanta saber que estoy en un sitio rodeado de gente con algún rasgo similar a mí. Normalmente esto es lo que indica un club. Una afición común. Es cierto que esto se ha pervertido mucho en los últimos días. Como dije antes, a día de hoy, un club solo sirve para que te llenen de publicidad de algo que supuestamente te gusta y que por lo tanto estarás dispuesto a comprar. Hay honrosas excepciones, pero pocas.
Por otro lado, un club también tiene un punto de elitista. De formar parte de algo de lo que no todo el mundo pueda formar parte. Esto, no sé muy bien por qué, pero me desata un sentimiento muy arraigado en mí que también me gusta. En el fondo sé que no soy más que un snob pijo con aires de grandeza. Lo sé y me avergüenzo de ello, pero de vez en cuando sale a la luz, como en este caso. Hay que volver a indicar que esta idea del elitismo se basa más en el concepto clásico de la palabra club que en su acepción actual, en la que lo único que separa a un socio de un club a alguien que no lo es, es el haber rellenado un formulario muy largo (seña de identidad de cualquier club que se precie) y en algunos casos pagar una cuota.
Y ahora llega la gran pregunta. ¿Para qué he contado todo este rollo anterior? Pues amigos, lo he contado para poder deciros que por fin, después de tantos años, ha llegado la recompensa de pertenecer a un club. Ese momento que yo sabía llegaría tarde o temprano (ha sido más bien tarde). El club que me ha dado esta gran alegría ha sido uno de los que menos me esperaba que me la fuera a dar dentro de mi gran cartera de club a los que pertenezco. El afortunado ha sido el grandioso «Club Carrefour». ¿Quién me iba a decir a mi que cuando la cajera me ofreció apuntarme, con ese formulario en la mano y una sonrisa diabólica, iba a cambiar mi vida? Pero sí amigos, lo hizo. Y de qué manera.
Ayer me llegó una carta que conteía, entre muchas más cosas, esto:
Grandioso ¿verdad? ¿No es la mejor promoción que habéis visto en vuestras vidas? En efecto, es un ticket descuento de la carnicería que no es aplicable para comprar carne (ni huevos). ¿Qué podemos comprar con este ticket? Ah! ¿Quién sabe? Yo veo que claramente es una herramienta para favorecer nuestra imaginación, que la tenemos muy poco entrenada. Gracias señor Carrefour. Os pido a todos, por favor, un gran aplauso para ese gran pensador al que se le ocurrió esta oferta. En serio, hay que ser un auténtico genio para ello (y tener un par de huevos bien grandes también).
Creo que voy a aprovechar este fin de semana para darme de baja de todos mis clubs. Bueno… quizá aguante un poco más 😉 Venga, ¡a cuidarse!
jajajaaaa 🙂 Mira que sólo me he leído dos posts del blog… pero ambos me han hecho reir a carcajada limpia! gracias
jajajajaja… me parto… podiamos hacer una quedada para ir al carrefour y averiguar que nos dan en la carniceria que no sea carne…
[…] hace ya nueve meses (exactamente nueve meses y cuatro días). Aquella entrada que se llamaba Clubs, en la que relataba mi afición a apuntarme a todo tipo de Clubs y qué cosas había obtenido de […]
[…] claro, porque no os quiero recordar los famosos incidentes del club Carrefour que he sufrido (aquí o aquí) o la, para mí, mejor creación publicitaria que ha existido […]