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Archive for abril 2009

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Luces y sombras. Mucho viento, mucho sol pero mucha calma.  Muchas pisadas, no sabemos de quien pero podemos imaginar sus historias; un lugar que nos deja soñar, que nos hace volar donde queramos, nos dejamos llevar. Un momento de felicidad.

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Tengo esta entrada pendiente desde hace tiempo. Por unas cosas u otras no la había terminado. Posiblemente, haya perdido parte de la fuerza que pudiera haber tenido en su momento porque a muchos de vosotros ya os la he contado directamente, pero espero que aún os guste.

El otro día (hace ya un tiempo) me quedé completamente consternado al leer una de las noticias más impactantes que he leído en mi vida. Podéis leerla aquí.

Voy a contar la historia un poco a mi manera. Según me la imaginé yo cuando la estaba leyendo. La noticia habla de un señor (su nombre es irrelevante, pero es Tsutomu Yamaguchi) el cuál se hallaba trabajando el día  6 de Agosto de 1945 en la ciudad japonesa de Hiroshima. Este señor se encontraba en un viaje de negocios. Seguramente sería el responsable de ventas de alguna empresa japonesa que trataba de expandir su negocio en otra ciudad. Digamos que estaba negociando con el responsable de compras de otra gran empresa la venta de artículos manufacturados por un gran valor de yenes (no se si ya existían los yenes, lo siento).

No se si os habéis fijado bien en la fecha. Cuando se pone una fecha en un relato es para que os fijéis, nunca es gratuito (consejo del autor). Para los que no os hayáis fijado, o simplemente no sepáis mucho de historia, deciros que esa fue la fecha en la que se lanzó la primera bomba nuclear sobre una población civil en la historia de la humanidad. Es uno de los acontecimientos más horrorosos que ha vivido el ser humano. Este ataque desmedido acabó con la vida de unos 140.000 japoneses. Nuestro protagonista, tuvo la suerte de no ser uno de ellos. De hecho este señor sólo sufrió quemaduras (graves eso sí). Tuvo que pasar esa noche en el hospital (que menos), pero al día siguiente pudo volver a su casa. Tiene que ser reconfortante. Después de haber sobrevivido a una tragedia tan grande en una ciudad que no es la tuya, poder volver a tu casa con tu familia. Entiendo perfectamente las ganas que tendría este señor de volver a su hogar.

Lo curioso del caso, es que este señor vivía en otra ciudad japonesa de nombre Nagasaki. Creo que ya podéis comenzar a adivinar el final de esta historia. Pues eso, este señor llega a su casa el día siguiente de haber sobrevivido a la primera bomba nuclear lanzada sobre seres humanos en la historia de la humanidad. Le recibe su familia muy preocupada. Imagino que este señor comenzaría a contarles todo lo sucedido. Puedo imaginarme un diálogo parecido al siguiente:

  • Mujer: hola cariño, ¿qué tal te encuentras?
  • Señor: ahora que te veo mucho mejor. Ha sido un horror.
  • Mujer: ya imagino. ¿Cómo fue?
  • Señor: fue todo muy rápido. Estaba hablando con el responsable de compras y de repente…
  • Mujer: ¿de repente qué?
  • Señor: de repente se comenzó a escuchar un ruido muy fuerte. Una especie de silbido pero muy estridente.
  • (RUIDO DE SILBIDO MUY ESTRIDENTE)
  • Mujer: oh! vaya! Parece que lo esté oyendo ahora mismo.
  • Señor: sí! Es verdad! Espera… yo esto ya lo he vivido… Esto es una…
  • (BOOOM)

Efectivamente. Este señor vivió la que fue la segunda bomba nuclear lanzada sobre población civil. En este caso el número de víctimas mortales fue de unos 70.000 japoneses. De nuevo, el no fue uno de ellos. Este señor consiguió sobrevivir al lanzamiento de dos bombas nucleares. El arma más mortífera creada por el hombre. Este señor es indestructible (espero que su familia también sobreviviera, me he encariñado con ella). La verdad es que este señor es un gran golpe de optimismo para todo el mundo. Es como darle una patada a todos esos militares que solo buscan la destrucción. Eso me gusta. Por otro lado, este señor es lo que comúnmente se denomina como un auténtico gafe. Estar cerca de este tío es un auténtico peligro, para el resto de la gente, porque ya sabemos que a él no le va a pasar nada.

Y este es mi pequeño homenaje al señor Tsutomu Yamaguchi de 93 años.

Espero que el haber hecho un poco de humor sobre un tema tan serio como las bombas nucleares que estallaron en Japón no haya incomodado a nadie. Siempre hay otra manera de ver las cosas, y yo siempre prefiero la manera simpática, aunque haya cosas que a simple vista parezca que no tienen ni puta gracia.

Un saludo a todos.

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Una de mis aficiones más inconfesables (tengo muchas que jamás comentaría, o tal vez sí, solo es cuestión de que me falten ideas para nuevas entradas) es simplemente mirar a la gente. Sí, mirar a la gente. Pero no mirar como quien mira a un animal en zoo o a un cuadro en un museo. Mi mirada es una mirada transparente de absoluta admiración. En efecto, me puedo quedar embobado mirando a la gente (normalmente lo hago desde posiciones en las que no me vean, como mi terraza o un simple banco de la calle a donde nadie mira). La pregunta que debería hacerse el interesado lector (si es que aún queda alguno) es inmediata:

¿Por qué este … (poner adjetivo calificativo acorde con vuestra propia visión de mí) se queda embobado mirando a las personas de la calle?

La respuesta es muy clara. Todas esas personas, todas y cada una de ellas, tienen una vida completa. Me explico. Es común pensar en uno mismo como algo especial. Como si fuéramos el centro del universo y todo girara a nuestro alrededor. Es el conocido efecto «Show de Truman» (gran aporte Jon!). Yo vivo y durante mi vida me han ocurrido hechos que, a mí, me parecen increíbles. He conocido a mucha gente, he estudiado una carrera, me he divertido muchísimo, me he enamorado, he reflexionado sobre estupideces, he hecho un montón de cosas (menos de las que me gustaría haber hecho)… Todo esto me lleva a pensar que soy único. Pero este pensamiento es completamente falso.

Cada una de las personas con las que te cruzas por la calle ha tendido tantas o más vivencias que tú. Ha tenido también una vida completa. Y si me pongo a pensar en el conjunto de personas que hay en todo el mundo, la sensación que me invade es completamente sobrecogedora.

Entonces en ese punto es cuando pienso que esas personas están compartiendo un pequeño momento de sus vida conmigo por el simple hecho de cruzarme con ellos o quizá entablar una pequeña conversación (de ahí viene mi gusto por hablar con extraños). En ese momento, cuando entro en esta línea de pensamiento es cuando se me hace imposible no empezar a imaginarme (algunos dirían inventarme) las vidas de esas personas. Me invento unas vidas llenas de detalles. Como por ejemplo que al llegar a sus casas, las personas que más les quieren, les abrazan (normalmente me pongo muy ñoño con sus historias), o como disfrutan en sus casas al comer su comida favorita, o como toda la tensión que tienen acumulada de sus estresantes vidas (y que se les nota perfectamente al mirar sus caras) desaparece en el mismo momento que entran por sus puertas y ven la sonrisa de esa persona que aman y que les hacen querer seguir viviendo y aumentando el número de experiencias vitales que acumular en sus vidas.

Por eso no puedo entender por qué hay gente que le gusta irse a sitios dónde no hay nadie. Sin duda alguna, la mayor creación del ser humano son los propios seres humanos. Nunca olvidemos esto, y renegar de ello me parece un gran error en el que caen muchas personas.

Realmente me cuesta mucho escribir todo esto. Es una sensación muy difícil de describir la que tengo cuando observo a la gente, pero si con estas palabras consigo que al menos uno de vosotros se pare algún día en la calle mientras esté caminando y se dedique a observar a la gente de su alrededor y comience a valorar lo increíblemente maravilloso que es el concepto de la sociedad humana, me sentiré totalmente satisfecho.

Hasta aquí mi reflexión «seria» del año. Me ha quedado demasiado cursi, pero necesitaba hablar de ello. Pronto volveré con más tonterías de las que os gustan.

Un saludo, os estaré observando (chan chan chaaaaaaaaaaaaaan (música misteriosa)).

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A veces nos enamoramos de lugares o de momentos, y tenemos la suerte de tener una camara y así las mejores imagenes no corren el riesgo de olvidarse, otras veces no tenemos esa suerte y simplemente guardamos nuestros recuerdos como podemos. Para un lunes en que seguro que a muchos nos gustaria que siguiera siendo fin de semana y nos dedicamos a recordar momentos y lugares como este

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De las imagenes más bonitas que he visto nunca, realmente merece la pena esperar para ver como el sol va desapareciendo, como van cambiando los colores…

ES INCRÉIBLE

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