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Posts Tagged ‘reflexion’

Ya os lo habíamos avisado, aquí llega la primera publicación desde el «cuarto de invitados»:

Se comenta desde los salones de la zarzuela hasta los dispensarios de metadona de Pitis. El 2012 es el fin del mundo, el calendario maya se acaba. Yo estoy acojonado, sobre todo porque mi calendario de Neumaticos Nermovil se acaba el 31 de diciembre del 2009… faltaba un buen Ramón García predicando desde lo alto de Chichen Itzá, tal vez no les falto la rueda, sino Ramón.

Mi decepción crónica con Hollywood se profundizó tras unos segundos de trailer de 2012, el ramalazo profeta de Roland Emmerich. Nada nuevo, terremotos, hundimientos, tsunamis, todo a lo bestia y muchos hombres muertos excepto JUSTO una persona de cada grupo etnico y social americano. Un arqueologo dentro de miles de años fliparia con nuestra civilización, siempre se salvan los mismos, es como el arca de Noe pero solo para yankees. Lo siento Roland, pero tu teoria se tambalea. Entonces… ¿Que teoria?

En los círculos sociales de Azca (de planta 1 para arriba) hay una risilla confiada cuando se comenta lo del 2012, consecuencia del chute de autoestima de la Visa Oro, y de otro chute, también con Visa pero con un espejito. En plantas inferiores (La Nuit incluido) hay muchos que estarían contentos con llegar vivos al 2012, animo peña. En el mundillo de urbanitas bohemios y modernos, empiezan a hablar del tema pero a pesar de fruncir el ceño hasta casi juntar las orejas, la conclusión suele ser un Carpe Diem de musica alternativa, cine alternativo, sexo alternativo, drogas alternativas… chicos, en el 2012 se ACABAN las alternativas. Pero el círculo que más reflexiona sobre estas cosas ya no es el de los eruditos de la escuela ateniense (todos en Azca), ahora son los eco-hippies. Con o sin porros, la tónica general es optimista y de buen rollo, el cambio es para bien. Después de la escenita de millones de neoyorquinos muriendo a la vez en la peli de Roland, esta claro que Emmerich no se pasó a ver a los eco-hippies (falta le hace)… pero por otra parte, tampoco le pregunté al eco-hippie por su opinión de Manhattan, tal vez «a mejor» significa precisamente eso.

¿Qué pasará? Pues teorías apocalípticas han habido muchas. La más inolvidable es la de Melmac, el planeta de Alf, donde encendieron todos el secador de pelo a la vez. BOOM. Hay quien apuesta por una crisis internacional que termine con todos los chinos de las tiendas de golosinas haciendo de Chuck Norris, sacando la uzi, y preparando el terreno para una invasión incontestable (buen momento para acordarse del desarme de Obama). Todos los chinos agentes infiltrados. Estamos jodidisimos. Hay quien tira por caminos allanados por la gripe A, sea por que el famoso virus fagocite a la humanidad, o porque en lugar de UNA se caigan TODAS las probetas de unos de esos laboratorios sin ventanas de una farmaceutica multinacional. La humanidad caeria victima de las vacunas, evidentemente. Hay teorias apocalipticas que empiezan por el retorno de Aznar a la Moncloa (elecciones en USA, Mexico, España, y otros tantos). Hay quien ve el fin del mundo cuando Raúl cuelgue las botas. Pero yo me apunto al apocalipsis económico, y que despues de la crisis light taylor made del 2008, llegue la de verdad, el desmorone definitivo, el acabose. Un vertiginoso paso a la anarquia de la noche a la mañana. Unas semanitas saqueando comida del Carrefour, y despues a matarnos entre nosotros por un poco de Nocilla.

Lo más probable es que se junte todo, si es que los mayas tenian razón y no un problema parecido al del calendario del taller de mi calle. En casi todas estas teorias puedo vislumbrar una tenue luz al final del tunel, pero por lo que mas querais, deshaceros de ese perverso secador de pelo.

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Buenas. Acabó el verano y con ello volvió el otoño. Otra vez. Otro año. Y como siempre que ocurre esto, aparece en mi cabeza un pensamiento constante. Debo aprovechar para ponerme en forma. Es un pensamiento muy pesado. Lo es porque tiene toda la razón del mundo, pero no me gusta que me lo digan. Me pasa siempre. Me veo delante del espejo evaluándome a mi mismo físicamente. Y no suelo sacar mucha nota. Echo una carrera (por lo que sea) y mi cuerpo me pide vacaciones. Ante esta situación, un listillo que anda por mi cabeza dice… ¿Por qué no aprovechas ahora que tienes tiempo para ponerte en forma? Y yo le respondo como lo haría nuestro Rey. Pero ese listillo tiene razón.

Al final siempre me acabo auto convenciendo y decido hacer algo. Este es el momento en el que me suelo bajar a jugar al baloncesto con una pequeña frecuencia o incluso algún año me apunto a un equipo (como este año). Es el momento en el que alguna vez me ha dado por bajar a correr a la calle (cosa que no suele durar mucho tiempo). Es el momento en el que me da por ponerme a subir y bajar a la calle por las escaleras (esto dura un poco más pero tampoco es eterno).

Total, algo hago, pero a la vista de lo que pasa cada año es completamente insuficiente. Hay que tener en cuenta que mi trabajo diario consiste en sentarme en una silla (bastante cómoda) y no levantar la vista del ordenador hasta que me voy. Son más de 7 horas sentado. Más las que paso luego en casa, son claramente demasiadas. Así que el poco deporte que realizo no me vale. Sí ayuda pero no detiene mi degeneración.

Así que este año he pensado en dar un paso más. Me estoy planteando apuntarme a un gimnasio. No con la idea de matarme a levantar pesas (eso no va conmigo), pero sí para hacer algo más de deporte aeróbico de una manera más reglamentada. Esto no me ha surgido solo. Todo viene de que un amigo me lo ha propuesto para no ir solo. Y la idea me convence. Creo que puede ser una auténtica experiencia. A lo mejor me acaba encantando y me vuelvo un vigoréxico. A lo mejor me obsesiono tanto con el deporte que dejo de pensar en otras cosas. A lo mejor llega un día que de tanto deporte me acabo pareciendo a algo como esto:

Futuro Duplá

Futuro Duplá

A lo mejor todo lo que he escrito era una excusa para poner esta foto que me ha parecido de lo más asqueroso que he visto en mucho tiempo. A lo mejor.

Un saludo gente.

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Este blog se llama Casa de Cosas. Eso es algo que imagino que todo el mundo que entra aquí lo sabe. La idea de este blog es que sea un lugar donde los tres habitantes de esa casa, la llenemos de cosas poco a poco. Cada uno tiene total libertad para añadirle lo que quiera. No tenemos ninguna restricción y la temática de cada post es totalmente libre. Pero que ocurre si poco a poco esa casa se va vaciando. Si no tenemos nada que añadirle. No quiero decir que ese sea el caso. De hecho no creo para nada que ese sea el caso. Pero sí que he notado una pequeña tendencia a la baja en la frecuencia de publicación de entradas en el blog. No puedo hablar por el resto de mis compañeros, pero lo que me está ocurriendo a mí es que tengo la sensación de que poco a poco se me van acabando las ideas. Y eso me asusta mucho.

Llevo más o menos una semana pensando qué escribir. Esto no es como me ocurrió al principio de mi andadura por este blog, en el que la presión por escribir algo me impedía el escribirlo. Esta vez simplemente es que parece que el grifo de las ideas se está agotando. Tengo dos o tres en la reserva. Les estoy dando vueltas. Pero es que antes el número de ideas que se me ocurrían era muy superior. Y esto ha hecho que se me ocurriera hablar sobre cómo surgen las ideas. Qué ocurre en nuestra cabeza (o por lo menos en la mía) para que se genere una idea.

Es raro que yo me siente en una silla a pensar ideas. Estas simplemente aparecen en mi cabeza de manera más o menos espontánea. Suelen venirme cuando estoy haciendo las acciones más rutinarias de mi día a día. Acciones como pueden ser ducharme, caminar por la calle o trabajar delante de un ordenador (cosa que cada vez me cansa más). Normalmente cuando estoy haciendo estas acciones, mi cabeza está en otro sitio. Suelo darle vueltas a todas las cosas que me han pasado últimamente o a cosas que me han hecho gracia o me han emocionado, o simplemente han supuesto algo para mí como para que las esté pensando en ese momento. En esta fase de darle vueltas a las cosas suelo deformar mucho los conceptos. Suelo llevarlos al límite buscando algo que me haga gracia o que signifique algo para mí. Luego ya habrá tiempo de colocarlos en su justa medida. Pero para ver si algo de lo que estoy pensando va a funcionar tengo que imaginármelo en mi cabeza, pero no como autor, sino que trato de darle la vuelta para ver como un espectador se enfrentaría a lo que estoy pensando. No es algo sencillo, y no creo que se sea capaz de hacerlo completamente (es imposible perder el punto de vista del autor de una idea), pero trato de acercarme lo más posible a ello. Muchas veces también las consulto con mi pequeño grupo de expertos a los que doy mucha importancia su opinión. La mayoría de las ideas que se me ocurren no pasan de esta fase. Suelo descartarlas porque no me llegan a decir nada o porque son demasiado parecidas a otras cosas que ya han sido hechas o vistas.

Las pocas que pasan esta criba se instalan en mi cabeza. Suelen estar conmigo bastante tiempo. Aquí es cuando las empiezo a desarrollar. Ya no solo pienso en ellas en momentos rutinarios, sino que cuando una idea llega a esta fase se suele convertir en una especie de obsesión. El tiempo que están en mi cabeza depende de la magnitud de esta idea. No es lo mismo pensar en una entrada de un blog, que en una historia para un corto, por ejemplo. Hay un momento en el que toda la idea queda perfectamente clara en mi cabeza. Toda la estructura está definida y sólo quedan algunos detalles por definir. Es en ese momento cuando la escribo y le acabo de dar forma. Normalmente cuando escribo algo suelo hacerlo bastante rápido.

Pues después de explicaros como funciona mi cabeza, tengo que deciros que creo que se ha roto. Algo ha cambiado. Ya no funciona como antes. Ahora cada vez me cuesta más pensar en ideas. Me encuentro muchas más veces delante de la página en blanco sin saber como llenarla. Es curioso, porque tengo la impresión de tener más cosas que contarle a la gente que antes, pero no me salen. No puedo decir que esté preocupado, pero como dije antes, sí que me asusta. Estoy seguro (o quiero estar seguro) que pronto volverán todas las locuras a mi cabeza. Mientras, trataré de disfrutar de este pequeño vacío creativo.

De todas maneras, como ya dije antes, tengo un par de ideas en la recámara y pronto verán la luz, puesto que ya las tengo bastante depuradas.

Perdón por este post totalmente egocéntrico. Me pareció interesante escribirlo, más a modo de reflexión personal que por un posible interés de nuestra audiencia potencial. Pero la verdad es que lo escribí porque veía muy vacía la casa y quería llenarla un poco. Espero aún así que os haya parecido algo entretenido al menos para haberlo leído.

Un saludo a todos.

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Una de mis aficiones más inconfesables (tengo muchas que jamás comentaría, o tal vez sí, solo es cuestión de que me falten ideas para nuevas entradas) es simplemente mirar a la gente. Sí, mirar a la gente. Pero no mirar como quien mira a un animal en zoo o a un cuadro en un museo. Mi mirada es una mirada transparente de absoluta admiración. En efecto, me puedo quedar embobado mirando a la gente (normalmente lo hago desde posiciones en las que no me vean, como mi terraza o un simple banco de la calle a donde nadie mira). La pregunta que debería hacerse el interesado lector (si es que aún queda alguno) es inmediata:

¿Por qué este … (poner adjetivo calificativo acorde con vuestra propia visión de mí) se queda embobado mirando a las personas de la calle?

La respuesta es muy clara. Todas esas personas, todas y cada una de ellas, tienen una vida completa. Me explico. Es común pensar en uno mismo como algo especial. Como si fuéramos el centro del universo y todo girara a nuestro alrededor. Es el conocido efecto «Show de Truman» (gran aporte Jon!). Yo vivo y durante mi vida me han ocurrido hechos que, a mí, me parecen increíbles. He conocido a mucha gente, he estudiado una carrera, me he divertido muchísimo, me he enamorado, he reflexionado sobre estupideces, he hecho un montón de cosas (menos de las que me gustaría haber hecho)… Todo esto me lleva a pensar que soy único. Pero este pensamiento es completamente falso.

Cada una de las personas con las que te cruzas por la calle ha tendido tantas o más vivencias que tú. Ha tenido también una vida completa. Y si me pongo a pensar en el conjunto de personas que hay en todo el mundo, la sensación que me invade es completamente sobrecogedora.

Entonces en ese punto es cuando pienso que esas personas están compartiendo un pequeño momento de sus vida conmigo por el simple hecho de cruzarme con ellos o quizá entablar una pequeña conversación (de ahí viene mi gusto por hablar con extraños). En ese momento, cuando entro en esta línea de pensamiento es cuando se me hace imposible no empezar a imaginarme (algunos dirían inventarme) las vidas de esas personas. Me invento unas vidas llenas de detalles. Como por ejemplo que al llegar a sus casas, las personas que más les quieren, les abrazan (normalmente me pongo muy ñoño con sus historias), o como disfrutan en sus casas al comer su comida favorita, o como toda la tensión que tienen acumulada de sus estresantes vidas (y que se les nota perfectamente al mirar sus caras) desaparece en el mismo momento que entran por sus puertas y ven la sonrisa de esa persona que aman y que les hacen querer seguir viviendo y aumentando el número de experiencias vitales que acumular en sus vidas.

Por eso no puedo entender por qué hay gente que le gusta irse a sitios dónde no hay nadie. Sin duda alguna, la mayor creación del ser humano son los propios seres humanos. Nunca olvidemos esto, y renegar de ello me parece un gran error en el que caen muchas personas.

Realmente me cuesta mucho escribir todo esto. Es una sensación muy difícil de describir la que tengo cuando observo a la gente, pero si con estas palabras consigo que al menos uno de vosotros se pare algún día en la calle mientras esté caminando y se dedique a observar a la gente de su alrededor y comience a valorar lo increíblemente maravilloso que es el concepto de la sociedad humana, me sentiré totalmente satisfecho.

Hasta aquí mi reflexión «seria» del año. Me ha quedado demasiado cursi, pero necesitaba hablar de ello. Pronto volveré con más tonterías de las que os gustan.

Un saludo, os estaré observando (chan chan chaaaaaaaaaaaaaan (música misteriosa)).

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