Hace ya casi diez días que llegué. Sé que me he retrasado mucho en hacer esta primera entrada en el blog, y como es normal se me acumulan las anécdotas, historietas, fotos y amigos que enseñaros. He decidido que lo mejor, para poneros en situación, es hablaros de de mi casa. Del lugar que habito.
Esta primera foto es mi puerta. Parece normal, pero no lo es -encontrareis la verdadera disposición de la misma más abajo. No tiene cerradura, el primer día ni siquiera podía cerrarla. Ahora sí. Ahora guardo mis pocas pertenencias con un diminuto candado de combinación, ni siquiera de los de llave –lo que por cierto me ha ahorrado un buen disgusto, ya os contaré…
Tras ascender por la escalera por primera vez me encontré un espacio diáfano de unos 16m2, con un armario, un lavabo, un escritorio, un sofá y una cama. Me pareció un espacio frío, congelado. Quizás el suelo (tablas de madera pintadas de azul) le daba algo de gracia, pero no tenia vida ni tampoco sábanas, mantas o almohadas.
Por supuesto, y como es normal en mí, a los diez minutos de llegar la habitación estaba hecha un desastre. Debo de tener una extraña cualidad, desarrollada con años y años de prácticas en mi casa, para poner todo patas arriba. De todos modos ya no es así, ahora esta ordenada, nos queremos –micasaamíyyoamicasa. Quizás tenga cierto aspecto de suciedad, pero es que he descubierto tras tratar de limpiarla varias veces que es debido al suelo, ese color azul pálido del que os hablaba deja entrever las vetas obscuras de la madera y da sensación de suciedad.
Os contare algo más sobre el suelo. Las tablas están unidas por clavos y estos, como es normal, quieren salirse de la sucia madera, no la soportan. Varios de ellos amenazan mis pies por las mañanas, y en serio, más de uno ha conseguido su propósito y duele, duele mucho.
Pasados algunos días en la buhardilla conocía perfectamente las deficiencias de esta, así que la semana pasada me dedique a arreglarlas. Una caja de madera y una tabla son una perfecta mesita de noche que además me sirve como cajón para el ordenador. Unos posters regalados por la vecina de abajo, que se ha vuelto a Italia después de un año de Erasmus, amenizan las paredes, y por último conseguí un “boiler” – o al menos así lo llamo yo-, me refiero al aparatejo que hierve agua rápidamente. Lo descubrí en Reino Unido, me permite tomarme sopas y tés por las noches sin tener que bajar los cinco pisos y medio hasta la cocina (se agradece).
Ahora ya no hay sensación de frialdad, cuando llego -exhausto después de subir los cinco pisos- me recibe una tierna habitación que me ofrece su cama para recuperar el aliento.
Espero que os hayáis hecho una idea del lugar, pero ojo, tengo montones de cosas en la recamara. Desde la clásica perdida de llaves, DNI y mp4 nuevo durante días, hasta alguna rara, como que los conserjes de la universidad me llamen por mi nombre o que provoque alarmas de incendios.
Se me olvidaba, la tesis de Duplá del post anterior se cumple –TAMBIÉN- en Bruxelles.
Besos abroad
Aquí esta la entrada, la combinación, 512.
Estaís invitados
hoy iba a escribir mi primera entrada contando las maravillas de las residencias londineses o de la continua lluvia o de lo increible que es la comida inglesa (especialmente los sandwiches llenos de pepino) o de lo bien que cocino (esta noche toca tortilla de patatas) pero como carlos ha escrito hoy, voy a respetar su post y esperare unos dias. besos desde londres
Que envidia me dan estos que van a ir a verte. La verdad es que todo está dispuesto para que te ocurran muchas de las tuyas, que normalmente suelen ser absolutamente geniales. Me encanta leerlas, pero sabes que me gusta más escucharlas.
Pasalo bien, un gran abrazo.
P.D: mi proyecto ya no es una puta mierda. Ahora mola muxo. Jejeje
[…] señores, esto lo he hecho todas las semanas desde aquella entrada en el blog sobre mi vida en bruselas, pero desde entonces, y cada vez que he vuelto a comenzar una sesión […]